Por Gerardo Tudurí, Fundador de Imaginación 3.0
Sobre la problemática de decidir, los modelos sobre los que hemos aprendido y lo que podemos aprender de las máquinas.
Seguramnte tendrás una larga lista de gente sobre la que puedes decir que han decidido y deciden sobre lo que ha pasado y pasa en tu vida y con tu vida.
Desde tus padres y entorno familiar donde naces, pasando por las instituciones educativas, entornos cercanos de socialización (clubes, grupos, academias, etc.) y llegando a los entornos de trabajo, es muy alta la parcela de vida que está determinada sobre decisiones que toman o diseñan «los demás» y «lo demás».
Y seguramente tú, a la hora de tomar esas decisiones importantes, como la mayoría de las personas, tienes ese círculo de confianza no muy numeroso con el que, al menos, conversas y compartes, aunque no sea muy conscientemente, ese proceso previo a toda decisión.
Lo importante a la hora de tomar decisiones, es ser consciente de que no siempre tienes la certeza de que tu decisión sea la más acertada. Es común que dudemos al decidir algo importante y que, incluso sigamos dudando luego de haber decidido.
Todas esas personas que han acompañado o acompañan tu vida, han ido dejando en ti una trayectoria de técnicas para tomar decisiones. Consciente o no, has aprendido a decidir tal como has visto que decidían otras personas.
¿Cómo decidía tu madre, tu padre? Y ¿aquel abuelo o abuela, tío o amiga de la familia? Y ¿aquel vecino que te influenció? Y … ¿tu mejor amigo o amiga del cole? ¿Cómo toman sus decisiones las personas con las que actualmente te relacionas? ¿Cómo decidían o deciden tus parejas? ¿Lo recuerdas?¿Lo analizas? ¿Eres objetivo, objetiva al punto de haber desarrollado tus propios métodos para tomar decisiones importantes?¿Tienes un protocolo que repites como para asegurarte de que cada vez que tomas decisiones puedes mejorar el nivel de eficacia, es decir, que sean cada vez mejores decisiones?
Ten en cuenta, que aún así, habiendo visto tantos modelos «del decidir», la mayoría de los procedimientos que utilizamos para hacerlo ni siquiera son infalibles sino todo lo contrario, son bastantes precarios y poco objetivos y sus resultados pues, no son una maravilla.
¿Sabes por qué? Porque se basan en un conjunto de datos, procesos y análisis que muy conscientes, que digamos, no son.
Rara vez seguimos los protocolos que usan las máquinas cuando se les programa para reaccionar a un input, analizar datos y ejecutar una decisión a partir de los famosos y tan populares en nuestros días, “Algoritmos”.
No estaría mal tener una máquina dentro del cerebro que funcionara con la precisión de las máquinas que ha desarrollado la tecnología.
Pero la buena noticia es que la máquina ya la tienes en estado latente en tu sistema, la puedes activar y la puedes (debes) entrenar para que funcione cada día mejor.
Es uno de los protocolos que trabajamos en Imaginación 3.0. Entrenamos tu procesador habitual de datos y experiencias para actualizarlo. Y entre esos protocolos, el de tomar decisiones.
Ahora sabemos mucho más. Estamos desarrollando inteligencias artificiales que nos sirven de espejo para descubrir otras capacidades y niveles de precisión en nuestra manera de tomar decisiones y aplicarlas.
Si toda decisión se toma sobre un conjunto de datos que conocemos sobre un asunto determinado, imagina el panorama que se te presenta actualmente. Que tus decisiones están y estarán enmarcadas en al menos 3 tipos de funcionamientos:
- los modelos humanos que has conocido y conoces
- los modelos que funcionan a tu alrededor en personas que, con sus decisiones, te obligan a tomar las tuyas, a posicionarte.
- los modelos de la inteligencia tecnológica, de la gran cantidad de máquinas que están continuamente registrando, analizando datos de ti y proponiendo decisiones que te influyen.
Decidir es una técnica resultado de ir desarrollando y probando diferentes modelos. Igual que como se produce todo aprendizaje.
En Imaginación 3.0, no ofrecemos a las personas un método más, sino que ayudamos a hacerla consciente de cual es el método habitual con el que toma decisiones y le entrenamos para que optimice su propio protocolo.
Siempre insistimos en que no hay recetas sino que cada persona es absolutamente única e irrepetible. Y lo es también su potencial y por consecuencia, su forma de hacer las cosas.
Un entrenamiento basado en la Imaginación 3.0 funciona con datos y algoritmos de la persona que simula funcionar como una máquina precisa. Ya sabemos que no lo somos ni el procedimiento busca “maquinizar lo humano” para que nos roboticemos de una vez y perdamos nuestra esencia.
No. Ese miedo, en realidad, habría que revisarlo. La mayor parte de la gente en la mayor parte de las cosas de su vida, están robotizada sin saberlo, ya que, en realidad, viven una vida de obligaciones sobre decisiones que siempre están dictadas por “lo demás»y «los demás” y se parecen mucho a un robot cuya conducta está programada desde fuera.
Lo que busca la operativa de la Imaginación 3.0 es que ejercites y entrenes el instinto máquina para ser autónomo frente a ellas pero también frente a tus muchos automatismos y a todo lo demás que decide por tí.
El entrenamiento busca hacerte tomar consciencia para que decidas con autonomía sobre esa gran parte de tu vida que depende de las decisiones de «los demás» y de “lo demas”.
Pensando en el futuro que ya está aquí, entrenamos también para que nos podamos relacionar con las máquinas inteligentes.
Las máquinas nos entienden como datos y algoritmos así ques debemos entrenarnos en tener claros nuestros datos y algoritmos más profundos y personales. Aquellos que representan nuestras necesidades fundamentales.
Practicamos la autonomía digital y la capacidad aumentada de nuestra inteligencia para crearnos algoritmos eficaces en el vértiginoso mundo de las decisiones.