Por Noemí Carrión, Coach de voz y comunicación.
Bienvenidos al 2025, a una Sociedad con una presencia masiva de la inteligencia artificial donde “la máquina” utiliza la voz para relacionarse.
Ya está ocurriendo, las marcas y las empresas están desarrollando su identidad sonora. Han descubierto, con la creación de dispositivos por voz como Alexa, que necesitan voz para llegar a sus clientes.
Comienza a haber un uso exponencial de la voz entre humanos y máquinas (traductores, asistentes virtuales…) y en un futuro éstas serán capaces de contextualizar y entender la relevancia de las palabras, lo que hará posible “conversar” con nuestros robots.
Sin embargo, en una sociedad en la que inteligencia artificial y humanidad conviven, hay un elemento que nos distingue como seres humanos: la voz.
Los humanos somos seres sociales, no podríamos haber sobrevivido a lo largo de la evolución sin cooperar, sin comunicarnos, sin un comportamiento social y sin un interés hacia los demás. Volvemos a recuperar esa esencia cuando hacemos música juntos: bien sea a través de la prosodia de nuestra voz, percusión corporal o con instrumentos. Rescatamos esas experiencias, nos acercamos al origen de la sociedad humana.
El sonido de nuestra voz y la música son capaces de evocar el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional. La voz es nuestro principal instrumento de comunicación. Probablemente el primero que utilizó el hombre. Cada persona tiene un instrumento único en el mundo, totalmente personal, como una huella dactilar. Y es por ello que la música que cada persona hace con su voz también es única.
La voz es el instrumento del corazón, el instrumento de las emociones por excelencia. Quizás, no te habías dado cuenta de que tienes un sonido propio, capaz de emocionar, de crear vínculos transmitiendo tus ideas y sentimientos.
Nuestro sonido crea un impacto social y une unas personas con otras porque es través de la voz cuando se transmiten y se reconocen las emociones propias y ajenas.
Una conversación entre personas es como estar componiendo música entre todos, se genera una melodía en la que se transmite no sólo información, sino que existe un intercambio de emociones.
Según Edward Large, (Laboratorio de Dinámica Musical en la Universidad de Connecticut”) “Anteriormente se había teorizado que el sistema de neuronas espejo proporciona un mecanismo a través del cual los oyentes sienten la emoción del intérprete, haciendo de la comunicación musical una forma de empatía»
Una voz virtual carece de esa memoria genética y ancestral, carece de intención emocional, por lo que sí podrá transmitir información pero no conectará con lo que somos, con lo que hemos sido y lo que seremos.
Por ello, creo que es importante que seamos conscientes de este regalo que nos ha brindado la evolución y que ni siquiera la inteligencia artificial podrá llegar a desarrollar jamás.
Nuestra voz es mucho más que datos.
Necesitamos escuchar la voz de otro ser humano para sentir que no estamos solos.
La era digital de las pantallas da paso a una nueva: BIENVENIDO A LA NUEVA ERA DE
LA VOZ.
