Blog Tribuna-Alexandra Montgomery

Manteniendo la calma y el enfoque en tiempos de corona

Por Alexandra Montgomery, international leadership executive coach

Tal vez ayude pensar que esta no es la primera crisis (de salud) que los humanos hemos tenido que enfrentar, y no será la última. En los últimos 200.000 años, nos hemos convertido en una especie altamente resiliente, con capacidades inherentes para enfrentar los peligros, aventurarnos en lo desconocido, reinventarnos.

La crisis del Coronavirus nos pone a todos a prueba. Tenemos que ajustarnos rápidamente a las nuevas condiciones de trabajo y de vida, muchos de nosotros nos enfrentamos a un estrés adicional y a pérdidas reales. Estamos inundados de noticias (y fake news). La sensación de desorientación, impotencia e incertidumbre es debilitante para muchas personas.

El miedo – un antiguo mecanismo de protección

Aunque los humanos hemos evolucionado en muchos niveles, algunas partes antiguas de nuestro cerebro hacen que reaccionemos de la misma manera que nuestros antepasados hace miles de años. Nuestros antiguos sesgos escanean el peligro y, habitualmente, el estrés provoca en nosotros una reacción de lucha, huida o parálisis. Luchamos con palabras y acciones, nos desprendemos o evitamos las confrontaciones, negamos la situación o nos agitamos por el miedo.

El miedo, una emoción básica antigua, al igual que la ira, la tristeza, la felicidad, el asco y la sorpresa, es una parte integral de nuestra experiencia humana. Un nivel saludable de miedo en este momento asegura que tomemos medidas preventivas y evitemos riesgos innecesarios. El miedo se convierte en acción prudente. Sin embargo, cuando el miedo se apodera de ti, puedes sentir obsesión y ansiedad, sentirte menos capaz de resolver problemas. El miedo se convierte en parálisis.

A continuación, encontrarás algunas pautas prácticas para navegar tus emociones y mantener la calma en esta crisis. Ten en cuenta que estos consejos están dirigidos a las personas que no están en tratamiento para la ansiedad o problemas de salud mental o que han recibido tratamiento de salud mental en el pasado. En esos casos, por favor consulta con tu médico, quien te indicará las opciones adecuadas.

S.T.O.P.

Ser consciente de lo que estás pensando y sintiendo es el primer paso. Mientras nuestras emociones y pensamientos sean desconocidos para nosotros, estamos a merced de nuestros hábitos inconscientes y mecanismos automáticos. La próxima vez que tu mente se acelere con preocupaciones o pensamientos negativos, o notes un dolor en los hombros o un nudo en el estómago, prueba la herramienta de atención plena S.T.O.P.:

S – Stop. Para con lo que estás haciendo.

– Toma un respiro. Respira hondo unas cuantas veces para adentrarte plenamente en el momento presente.

O – Observa tus pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales. No juzgue ni interprete. No sigas los pensamientos, simplemente observa, como en una película. Lleva tu atención a diferentes partes de tu cuerpo y escucha. ¿Dónde sientes la respiración? ¿Hay áreas que se sienten más pesadas, más ligeras, contraídas o suaves? Sin interpretar, quédate con lo que estás notando, por unos momentos. Observar sin evaluar invita a la aceptación, lo que a su vez ayuda a integrar tu experiencia.

P – Procede con algo que te apoye en el momento. Sea tomar un poco de aire fresco, hablar con un amigo o masajearse los hombros, o continuar con lo que estabas haciendo antes, pero hazlo conscientemente. Si te resulta útil, apunta lo que has observado en un cuaderno.

Cuidado con los comportamientos evasivos 

“Lo que se resiste, persiste” dijo el famoso psicólogo suizo Carl Gustav Jung. Cuanto más intentemos alejarnos de algo, más nos perseguirá. Todos tenemos comportamientos particulares que indican que no estamos aceptando la situación tal como es – estos “comportamientos evasivos” tienen como objetivo encubrir pensamientos y sentimientos incómodos. Algunas personas comen en exceso o en defecto, beben más alcohol, navegan por internet, chatean todo el día, trabajan o hacen ejercicio en exceso o están demasiado en Netflix.

  • Conoce tus comportamientos evasivos personales, puede que tengas más de uno. Obsérvate a ti mismo a lo largo del día – ¿cuál parece ser tu mecanismo para escapar de sentimientos incómodos? Pídeles a tus amigos o seres queridos que compartan lo que están viendo – sólo observando, sin juzgar o interpretar.
  • Califica lo que es razonable y saludable para ti y establece límites claros. Por ejemplo: “Veré 5 horas de la serie xyz durante el fin de semana”. O” tendré una botella de vino durante todo el fin de semana.” Pídele a un amigo o familiar que te señale cuando parezca que estás rompiendo tus propios límites. Una de mis estrategias personales evasivas es hacer (y beber) café. Es un ritual y me encanta el olor y el sabor de la substancia. Pero sé que demasiado no es saludable, así que limito mi consumo.
  • Fomenta tu tolerancia de “estar incómodx” – cuando notes un pensamiento, sentimiento o sensación corporal desagradable, quédate con él un poco más de tiempo antes de que cambies tu cuerpo, replantees tus pensamientos o hagas cualquier otra cosa para que desaparezca. Respira conscientemente, luego encuentra una posición corporal confortable y simplemente quédate contigo mismx por unos minutos.
  • Escribir tus observaciones en un diario todos los días es un método eficaz para acompañar tu propia experiencia. Si lo deseas, compártelas con una persona de confianza.
Manejar la conexión y los límites

Los humanos son seres sociales, lo cual se evidencia especialmente en tiempos de crisis. Sin embargo, no es la cantidad de contacto lo que cuenta sino la calidad. Probablemente te beneficiarás más de tener una conversación sincera y significativa a la semana que de estar en los medios sociales todos los días.

  • Acércate a tus amigos, familia, compañeros de trabajo para evitar el aislamiento social. Las videollamadas son geniales para mantenerse en contacto. Échales una mano a las personas que no están acostumbradas a las interacciones digitales – ayudar a los demás nos produce hormonas de bienestar.
  • Por difícil que parezca, si un contacto social te inunda constantemente con malas noticias y pensamientos negativos, díselo, por ejemplo, “ahora mismo necesito permanecer en un lugar positivo, así que, por favor, hablemos de cómo podemos apoyarnos mutuamente”.
  • Hay una gran cantidad de ofertas de apoyo online, incluyendo terapia individual, coaching y formaciones de todo tipo, como el desarrollo personal o profesional, además de comunidades virtuales.
  • ¡Límites! Si compartes tu espacio vital con otras personas, puede que tengas que (re)negociar tus rutinas, compartir las responsabilidades del cuidado de los niños, las tareas domésticas y el tiempo para ti mismx. La comunicación ahora es aún más importante: prueba la Comunicación No Violenta, una forma de comunicación basada en la compasión, respetando tus necesidades y las de los demás.
  • Mantente informado, pero limita la cantidad de “corona news” a unos 30 minutos al día. Evita a toda costa empezar el día mirando las noticias. Asegúrate de que tu fuente de información sea fiable y no de “fake news”. Si te preocupas por las noticias, detente unos días o busca activamente información positiva.
Enfócate en lo que PUEDES controlar 

Mientras que el mundo exterior es caótico, perturbador y tumultuoso, podemos centrar la atención en nuestra esfera de influencia – nuestras rutinas diarias, nuestro mundo interior.

  • Aprovecha este tiempo para cristalizar lo que es realmente importante para ti y cómo te gustaría vivir tu vida después de que este tiempo haya pasado. Los tiempos de disrupción nos dan una gran oportunidad para detenernos y evaluar cómo llevamos nuestras vidas, con quién queremos compartirla, cómo tratamos al planeta en el que vivimos, qué es lo que realmente necesitamos.
  • Mantén o comienza una práctica reflexiva o consciente, como la meditación, el yoga, el tai chi o el qi gong. Todos estos métodos se centran en la respiración y han demostrado ser efectivos en la regulación emocional, la reducción del estrés y el aumento de la claridad y la concentración.
  • Alternativamente, dedica unos minutos cada mañana a contemplar: escribe libremente en un cuaderno (sin editar tus pensamientos), camina lenta y deliberadamente en tu jardín (o en la naturaleza si puedes) o simplemente siéntate con ambos pies en el suelo y la columna recta, con los ojos cerrados.
  • Cuida de ti mismx físicamente. Un poco de ejercicio físico, la exposición diaria a la luz, un espacio verde (si es posible), una alimentación sana y suficiente sueño te ayudarán a mantenerte centrado y más tranquilo.
  • Por último, adapta tu rutina diaria a las nuevas circunstancias. Los humanos necesitamos un cierto sentido de estabilidad y estructura, así que haz de tu espacio vital un santuario de calma, mantenlo ordenado y organizado. Esto permite que tu mente perciba cierta sensación de control, al menos dentro de tu casa.
Pruébalo – simples técnicas de respiración de un minuto

El yoga tiene algunas técnicas simples de respiración (“Pranayama“) que funcionan con tu sistema nervioso autónomo. Los siguientes dos ejercicios son rápidos y fáciles:

  • Energizante: siéntate en posición vertical, cierra la fosa nasal izquierda con el dedo medio/índice de tu mano izquierda. Mantén los dedos restantes apuntando hacia arriba de forma relajada.  Cierra los ojos o mira suavemente hacia la pared o el suelo. Respira larga y profundamente a través de la fosa nasal DERECHA. Inhala derecha, exhala derecha, 1 min.
  • Relajante: siéntate en posición vertical, cierra la fosa nasal derecha con el dedo medio/índice de tu mano derecha. Mantén los dedos restantes apuntando hacia arriba de forma relajada.  Cierra los ojos o mira suavemente hacia la pared o el suelo. Respira larga y profundamente a través de la fosa nasal IZQUIERDA. Inhala izquierda, exhala izquierda, 1 min. Alargar la exhalación relaja aún más.

Cada crisis conlleva la oportunidad de superarla, decimos en el Kundalini Yoga. Aunque indudablemente es un reto, este tiempo de cocooning puede ayudarnos a ir más despacio, a estar quietos y a crear un nuevo mundo desde un lugar más consciente y humano. Las decisiones que estamos tomando ahora, como individuos y como colectivo, repercutirán en las décadas venideras. Permanezcamos despiertos y no desperdiciemos este tiempo.


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